¿Los tratamientos son peligrosos?
Siempre que se toma una decisión terapéutica en los casos de uveítis crónicas y recalcitrantes ponemos en una balanza los riesgos potenciales de las drogas inmunomoduladoras y el beneficio visual que el paciente obtendría con el tratamiento.
Es claro que estos tratamientos implican un permanente y prolijo monitoreo clínico de los potenciales efectos secundarios que cada droga puede generar. Cuando este monitoreo es lo suficientemente cuidadoso la aparición de los efectos secundarios es improbable y en caso de suceder son reversibles cuando estos medicamentos se suspenden.
Siempre el corticoide fue la droga de primera elección en el tratamiento de las uveítis crónicas, pero actualmente se ven mejores resultados con otras drogas inmunosupresoras, como las que mencionáramos más arriba, especialmente en los casos de uveítis posteriores muy crónicas y recurrentes.
Los efectos indeseables a la utilización de estos medicamentos pueden evitarse monitoreando adecuadamente las mismas a saber:
- Ciclosporina: requiere monitoreo de la función renal, de la presión arterial y de los niveles de ciclosporina en sangre (ciclosporinemia) para no excedernos en la dosis ni dar una insuficiente.
- Methotrexato y Azathioprina: requieren monitoreo de la función hepática y del hemograma.
- Ciclofosfamida y Clorambucilo: estricto conteo periódico de glóbulos blancos y plaquetas. Potenciales generadores de esterilidad, más en los hombres.
- Infliximab y Etanercept: descartar en forma lo más segura posible la posibilidad de una tuberculosis.
- Todas estas drogas requieren un manejo multidisciplinario con las distintas especialidades clínicas como reumatólogos, infectólogos, hematólogos, nefrólogos y médicos internos.
Complicaciones de las uveítis
Hay complicaciones de sencilla resolución, otras de difícil manejo y por último las irreversibles.
La complicación más frecuente es la catarata. Esto implica una disminución de la visión en forma progresiva. Su resolución es quirúrgica, la cual con las técnicas modernas de cirugía de catarata tiene un buen pronóstico. A diferencia de las cirugía de catarata en ojos sin antecedentes inflamatorios, la cirugía de catarata secundaria a una uveítis debe incluir una medicación sistémica perioperatoria, y además la seguridad de la falta de actividad en los 3 meses previos a la cirugía. El manejo del cuadro inflamatorio que en la mayoría de las veces implica un agresivo tratamiento sistémco con algunas de la drogas inmunomoduladoras mencionadas durante unas semanas previas al acto quirúrgico para así evitar un postoperatorio tormentoso que puede hasta derivar en una reoperación para la extracción de la lente intraocular colocada.
El glaucoma es otra de las complicaciones de la uveítis crónicas, éste puede ser secundario a la inflamación crónica o al uso excesivo de los corticoides. A veces suspendiendo los corticoides o cambiándolos por otras drogas la hipertensión ocular puede resolverse, de lo contrario se debe medicar con colirios antiglaucomatosos o realizarse la cirugía filtrante.
Otras complicaciones tratables, aunque algo más complejas, son el edema macular quístico y la papilitis. Ambas requieren de tratamiento con inyecciones perioculares o medicación sistémica. A veces puede ser necesario la introducción de la sustancia terapéutica en forma intraocular o bien la cirugía de extracción del humor vítreo (vitrectomía).
Una complicación de difícil tratamiento en algunas uveítis es el desprendimiento de retina, el cual únicamente puede resolverse en forma quirúrgica.
Existen además complicaciones que no pueden resolverse como la atrofia de la papila óptica, ya sea secundaria a glaucoma o a la inflamación directa del nervio óptico; la atrofia de la retina y la coroides, y la formación de membranas neovasculares o fibrovasculares debajo de la retina. Por último la complicación más severa es la atrofia de globo ocular llamada ptisis bulbi.