En los casos de uveítis anteriores generalmente el tratamiento es suficiente con colirios de corticoides y dilatadores de la pupila, aunque hay casos de uveítis anterior crónica como la Iridociclitis de Fuchs que no requiere tratamiento excepto cuando aparecen las complicaciones. Los casos de uveítis anteriores crónicas que requieren prácticamente siempre un tratamiento sistémico en lugar de gotas son las asociadas a la artritis idiopática juvenil o a otras patologías extraoculares.
Las uveítis intermedias y posteriores de origen no infecciosos se tratan generalmente con corticoides como primera línea de tratamiento, ya sea por vía oral o con inyecciones perioculares, las cuales se pueden repetir un número limitado de veces. Cuando estos cuadros requieren mantener corticoides por períodos muy prolongados se debe replantear la opción de inmunomoduladores o tratamiento quirúrgico.
En los casos de uveítis no infecciosas muy crónicas y recurrentes debemos utilizar drogas inmunomoduladores que nos permitan reducir al máximo la dosis de los corticoides o mejor aún suspenderlos completamente para poder evitar los efectos secundarios que los mismos provocan, algunos de ellos irreversibles.
Las drogas inmunomoduladores más frecuentemente usadas en pacientes con uveítis son: Azathioprina, Methotrexato, Ciclosporina, Micofenolato, Ciclofosfamida, Infliximab y Adalimumab. Si bien constantemente aparecen nuevas drogas, las mencionadas son sobre las que más respaldo tenemos en la literatura.